Sri Ramakrishna nació el 18 de febrero de 1836 en la aldea de Kamarpukur, al noroeste de Kolkata, en una familia pobre pero muy devota a Dios. Desde muy temprana edad, demostró una clara inclinación hacia lo espiritual y un abierto rechazo hacia asuntos mundanos. Tan temprano como a los seis años de edad, experimentó su primer éxtasis espiritual con tan solo observar el contraste entre nubarrones oscuros y una bandada de aves blancas en el cielo. El fallecimiento de su padre, a sus siete años, intensificó su carácter introspectivo y su desapego por el mundo.
Por influencia de su hermano, Ramakrishna asumió el rol de sacerdote principal del templo de Kali, en Dakshinerwar, a sus 16 años. Durante su estancia allí, desarrolló una intensa devoción hacia el aspecto femenino y maternal de Dios, que en la India es representado por la Madre Kali, y que se manifestó en horas interminables de adoración hasta alcanzar una visión luminosa total de esta. A continuación, vivió en un estado de exaltación espiritual perenne. Ramakrishna se sumergió en prácticas espirituales aún más intensas, motivado por el anhelo de experimentar distintos aspectos de Dios a través de distintos caminos.
Sri Ramakrishna expresó la quintaesencia de sus doce años de realizaciones espirituales en un simple aforismo: Yato mat, tato path, “A tantas creencias, tantos caminos”. A partir de entonces, vivió habitualmente en un exaltado estado de conciencia, en el cual veía a Dios en todos los seres. Ramakrishna transmitió su profundo conocimiento a través de un lenguaje simple y accesible para todos; utilizaba metáforas e historias con moralejas para ilustrar la esencia de su mensaje. Poco a poco fue atrayendo a personas de distintos lugares, denominaciones, oficios y niveles sociales. Aquellos que poseían la gracia espiritual tuvieron la revelación de conocerle como un gran ser espiritual y “Maestro del Mundo”.
La profundidad y vastedad de sus enseñanzas se resumen en los siguientes principios:
- La meta de la vida humana es la realización de Dios
- Dios es personal e impersonal y puede llamarse por distintos nombres
- Todas las religiones son verdaderas y conducen a la realidad última
- La pureza de la mente es esencial para realizar a Dios
- Todos los seres humanos pueden realizar a Dios
- Dios habita en todas las personas; solo varía el grado de su manifestación
- Ayudar al prójimo no por compasión, sino para servir humildemente a Dios
- El egoísmo y el apego son las causas de todo sufrimiento