Sri Sarada Devi
«Hijo mío, tú sabes que el Maestro tenía una actitud maternal hacia todos. Él me dejó aquí para manifestar esa Maternidad Divina en el mundo.» -Sri Sarada Devi
Sarada Ma Publishing honra la vida y la labor realizada por la Santa Madre, Sarada Devi ―como copartícipe y sucesora de la obra espiritual de Sri Ramakrishna― mediante la difusión de las enseñanzas que este nos dejó a través de ella, de sus discípulos, seguidores y estudiosos, quienes abrazaron su visión transformadora y unificadora del Vedanta. Dos siglos después, tanto su mensaje como su legado espiritual aún permanecen vivos en las voces y en las vidas de millones de hombres y mujeres en el mundo.
¿Quién fue Sri Sarada Devi?
Sri Sarada Devi, mejor conocida como la Santa Madre, fue la consorte espiritual de Sri Ramakrishna, y cuya vida representa la encarnación de la pureza, el amor y la magnanimidad espiritual de la Divinidad. Nació el 22 de diciembre de 1853 en el seno de una familia brahmin humilde en Jayrambati, una aldea cercana a Kamarpukur, en Bengal occidental. Devota desde muy niña, Sarada creció siguiendo la tradición familiar de realizar tareas domésticas, cuidar a los niños pequeños, atender el ganado, y servirle a su padre y a otros labriegos que trabajaban en el campo. Aunque no recibió una educación formal, Sarada poseía una inteligencia singular como signo de su elevada naturaleza espiritual.
Su matrimonio con Sri Ramakrishna se efectuó a muy temprana edad, de acuerdo con las costumbres de la época en la India. Sin embargo, Sarada continuó viviendo con su familia hasta sus 18 años cuando se traslada a Dakshineswar (Kolkata), donde Sri Ramakrishna residía, y donde por espacio de 12 años se había dedicado a practicar intensamente varias disciplinas espirituales que le condujeron a la realización más elevada de Dios. Así, el encuentro de Sri Ramakrishna y Sarada Devi consolidó la unión espiritual del maestro y su discípula, quien a partir de entonces asumirá su rol de compañera monástica incondicional en el camino espiritual. Sri Ramakrishna veía en Sarada Devi la manifestación de la Divina Madre del universo. Uno de los sucesos más significativos en la vida de Sarada Devi ocurrió en la noche del Kali Puja (1872) cuando Sri Ramakrishna la adora como la Divina Madre y despierta en ella su maternidad universal. A partir de entonces, los discípulos de Sri Ramakrishna se convirtieron en sus hijos, al igual que todos los devotos y devotas que visitaban a Sri Ramakrishna en Dakshineswar. Vivió en extrema austeridad en todo momento, al carecer de comodidades e incluso de provisiones básicas. No obstante, jamás expresó ningún descontento sobre sus condiciones de vida. Por el contrario, Sarada Devi trascendió todas las dificultades en silencio y las transformó en paz y alegría a través del trabajo continuo y el servicio devocional hacia los demás.
Tras el fallecimiento de Sri Ramakrishna en 1886, Sarada Devi peregrinó durante algunos meses y luego permaneció en Kamarpukur donde vivió en estado de gran privación. Como consecuencia, los discípulos de Sri Ramakrishna la trajeron de vuelta a Kolkata para cuidar de ella. Este momento marca otro cambio radical en su vida: Sarada Devi asume continuar la labor espiritual iniciada por Sri Ramakrishna, y acepta instruir a nuevos discípulos y aspirantes espirituales mediante la continuación de las enseñanzas de Sri Ramakrishna. Su labor como madre universal, llena de amor y de compasión, se extendió hacia todas las personas, sin distinción alguna. De ahí que, recibió con los brazos abiertos a las discípulas occidentales de Swami Vivekananda en tiempos en los que esta acción atentaba contra la tradición ortodoxa hindú. Demostró así tener una visión progresista y de avanzada, aun sin haber tenido acceso a una educación moderna. De la misma manera, abogó por la educación de las niñas y mujeres en la India, y apoyó totalmente los planes de Swami Vivekananda para revitalizar a la población y rejuvenecer a la India. Así también fue una aliada de Margaret Elizabeth Noble, educadora y activista irlandesa discípula de Swami Vivekananda también conocida como Sister Nivedita, en la fundación de la primera escuela para niñas en Kolkata.
En la historia de la humanidad, no ha existido otra mujer que se considerase a sí misma como la Madre de todos los seres vivientes, incluyendo los animales, y que consagrase su vida a servirles por igual como sus hijos, aun sobrellevando grandes sacrificios y vicisitudes con total abnegación. Sister Nivedita describe su vida como “la prolongada quietud de una oración”. Nada ni nadie podía perturbar su paz interior y exterior ni desviarle de su misión. Durante sus últimos años de vida, su salud se deterioró bastante por causa del arduo trabajo físico, las repetidas infecciones por malaria y la escasa atención que se daba a sí misma. Sri Sarada Devi dejó el mundo material el 21 de julio de 1920. Su pureza inmaculada, extraordinaria paciencia, servicio no egoísta, altruismo, amor maternal incondicional, sabiduría e iluminación espiritual hacen de la Santa Madre, Sarada Devi el ideal femenino a seguir. En el siglo XIX, Swami Vivekananda afirmó que con la encarnación de Sarada Devi se había instalado el despertar espiritual de la mujer en la India, que influiría ulteriormente sobre el rol y la actuación de las mujeres en el mundo.
«Si quieres paz, no veas los defectos de los demás, mejor fíjate en tus propias faltas. Aprende a considerar a este mundo como tuyo. Nadie es un extraño; el mundo entero es muy tuyo.» -Sri Sarada Devi
Lecturas recomendadas
Santa Madre: La Vida de Sri Sarada Devi, de Swami Nikhilananda